martes, 19 de febrero de 2013

21 Días de Ayuno y Oración - Día 16


Como tú me enviaste al mundo, yo los envío también al mundo. Juan 17:18 
El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo. 1 Juan 3:8
Dios Padre envió a Jesús al mundo con un propósito: “destruir las obras del diablo”.
Él se tomó el tiempo para que quedara un registro de la vida de Jesús y que pudiésemos tener un modelo de cómo teníamos que vivir. Es por eso que los cuatro evangelios relatan cómo Jesús anduvo sobre la tierra.
Jesús es nuestro modelo, y la vida de los apóstoles y discípulos de Cristo en Hechos nos relatan lo que puede ocurrir en nosotros y a través nuestro si nos atrevemos a vivir como Jesús vivió.
Cuando Él caminó sobre la tierra anunció las buenas nuevas del reino, sanó a los enfermos, echó fuera demonios, fluyó en los dones del Espíritu Santo, realizó milagros, etc. Él se movió entre las personas realizando demostraciones del Poder de Dios y liberando el poder que había recibido por la unción del Espíritu sobre su vida (Isaías 61:1-3), con el objetivo de destruir las obras del diablo y demostrar la superioridad de Dios.
Cuando Él asciende a los cielos se produce algo increíble, ya que como el Padre lo había enviado, así Él NOS ENVIÓ A NOSOTROS (La Gran Comisión).
Él nos mostró cómo andar, para que andemos como Él anduvo. Nosotros hemos recibido el Espíritu de Dios, y la vida y el poder del Reino para liberar sobre quienes nos rodean las realidades de los cielos. El mismo Espíritu que estaba sobre Cristo y en Cristo, está sobre nosotros hoy y aguarda que demos pasos de fe para liberar el potencial de los cielos a través nuestro, para destruir las obras del diablo y establecer la cultura de los cielos en la tierra.
Y estas señales acompañarán a los que han creído: en mi nombre echarán fuera demonios, hablarán en nuevas lenguas; tomarán serpientes en las manos, y aunque beban algo mortífero, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán las manos, y se pondrán bien. Marcos 16:17-18

Aplicación Práctica:


  1. Observa a tu alrededor y pedí a Dios que te muestre alguien que está necesitando que Dios obre con poder en su vida.
  2. Anímate a ofrecerle orar por su situación y ora en ese momento con toda fe y guiado por el Espíritu Santo.
  3. Comparte tu testimonio de conversión y salvación en Cristo. Clama por las señales poderosas de sanidades y milagros acompañando la palabra que predicamos.


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