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La comunión con Dios produce confianza y nos da revelación de que nadie es más poderoso que nuestro Padre.
“Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?
Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.” MATEO 8:23-28 RVR60)
Del otro lado de la orilla a Jesús lo esperaban personas que estaban oprimidas por Satanás y sus demonios. El enemigo quería impedir por todos los medios que llegara libertad a esas vidas y una transformación a aquella región. Así que en pleno viaje fue desatada una tormenta tan fuerte que hasta los discípulos, acostumbrados a navegar, temían por su vida.
La oposición a los planes de Dios para nuestra vida es una realidad: en diferentes momentos pueden levantarse tormentas que buscan amedrentarnos y llenarnos de temor. Pero Jesús nos mostró cómo proceder cuando se desatan estas tormentas en nuestra contra o en contra de la Iglesia.
En primer lugar el Señor nos enseña que Dios es más poderoso que cualquier tormenta. ¡Esto nos libera de una visión trágica de la vida!
La comunión con Dios produce confianza y nos da revelación de que nadie es más poderoso que nuestro Padre.
Por eso Jesús podía dormir en paz durante la tormenta. Esa paz interior terminó influyendo sobre su alrededor trayendo paz a lo que lo rodeaba. La fe en nuestro corazón tiene el poder de transformar el ambiente que nos rodea. ¡Jesucristo nos invita a vivir en esta vida de fe que brota de nuestro corazón y se derrama en otros!
En segundo lugar, el Señor reprendió al mar y a la tormenta. ¡Debemos levantarnos en autoridad y reprender toda obra del diablo que viene contra nosotros! Para esto necesitamos utilizar nuestra fe y entender la autoridad que hay en nuestras palabras y oraciones. No desmayes hasta ver la calma total para seguir avanzando hacia la otra orilla: Dios tiene planes para vos y quiere utilizarte para bendición de muchos.
Aplicación Práctica
- Pídele a Dios revelación de su gran poder y autoridad: ¡Él es más grande que cualquier tormenta!
- Reprende durante estos 21 días cualquier oposición a tu propósito o a tus oraciones. Ora por alguien cercano que necesita fe y libertad.
- Declaremos cielos abiertos sobre la Iglesia, nada impedirá que realicemos la obra de libertad y sanidad a la que Dios nos ha llamado.
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