Emergencia Sanitaria, tiempo de oportunidad para el pueblo de Dios
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.” Romanos 8:1 (RV)
No hay condenación.
Difícil de creer, ¿cierto?
No hay condenación.
Sería maravilloso si fuese cierto, ¿verdad que sí?
No hay condenación.
No se puede estar refiriendo a mí, ¿o sí?
Estas dos palabras describen la relación que TODO creyente tiene con Dios en Cristo. El don del perdón dado a nosotros por la muerte en la cruz es más sorprendente de lo que podemos imaginar. Por nuestra confianza en Jesús, Dios, completa y totalmente removió la pena de muerte que había sobre nosotros.
La pregunta entonces es, “Si Dios no nos condena, ¿por qué nos condenamos a nosotros mismos?” Seamos honestos, con nuestras palabras y acciones actuamos como si necesitáramos que Dios nos condenara! Sabemos que no somos perfectos. Podríamos sentirnos un poco culpables por el hecho que Dios no nos condena aun cuando luchemos con el pecado. Así que caemos en depresiones y en enojos o nos llenamos de duda. ¡El don de la “no condenación” es tan grande que nos atemoriza aceptarlo!
Déjame preguntarte, ¿crees que Dios te daría un don que te lastimaría? ¿Te amaría Dios de alguna manera menos que perfecta? ¿Aceptarías hoy más que nunca, el gozo por haber sido perdonado?
No hay condenación.
Es el don de Dios para ti, acéptalo… confía en él… regocíjate en él!
Motivo de oración:
ResponderEliminarEstemos orando por los NIÑOS/AS de nuestra congregación y aún por los que asisten a nuestras escuelas, para que el Señor los cubra en este tiempo y proteja su salud. "Porque has puesto al señor, que es mi refugio, al Altísimo, por tu habitación. No te sucederá ningún mal, ni plaga se acercará a tu morada" Sal. 91: 9-10. Silvana