Emergencia Sanitaria en Argentina,tiempo de oportunidad para el pueblo de Dios
“…porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”
Rom. 10:13 (RV)
Todo el que sintonice las noticias locales después de una tormenta de lluvia en Buenos Aires esta familiarizado con este cuadro. Los canales subterráneos se han llenado de agua y rápidamente corren a través de esas tuberías hacia el Río de La Plata, supongamos que alguien ha caído en una de ellas a través de una boca de tormenta. Aparenta estar a salvo al flotar sobre el agua pero sabemos que se acercan a cierta destrucción. No se puede salvar a sí mismo, el agua corre muy rápido. La única esperanza que tiene es que pueda agarrar una de las cuerdas con que el equipo de rescate trata de salvarlo a la salida del canal subterráneo y así evitar la caída al peligroso río.
Esta es una ilustración de nuestra necesidad de Jesucristo! Es como si el mundo entero estuviera en un canal atrapado y encaminándose hacia la destrucción de la eternidad sin Dios. Todos debemos ser rescatados – de nuestro propio egoísmo y pecaminosidad. Eso es lo que Jesús vino a hacer.
Hay dos cosas que debo admitir para ser salvo. Primero, debo admitir que voy en la dirección equivocada. La gran mayoría de nosotros admite esto sin dificultad. Aun en mis mejores días lucho contra mis debilidades y pecados. Aun cuando la vida me llena de éxitos, existe una necesidad interna de algo más.
El Segundo paso es más duro. Debo admitir que no me puedo salvar a mí mismo. No tengo la fortaleza para nadar fuera de este canal. OH, hay muchas personas que dicen saber la salida, pero al igual que tú, se encuentran atrapadas en el canal! Sólo Jesús se para al borde con la fortaleza para salvarnos. Solo Jesús vino al mundo para darnos una nueva vida.
La mejor noticia se encuentra arriba de esta página. TODO AQUEL que invoque el nombre de Jesús será salvo. Cómo se “invoca” su nombre? Simplemente hablándole en oración.
Ora así: Padre, Estoy cansado de tratar de salvarme a mí mismo y de ignorar mi necesidad de ti. Hoy admito que me dirijo en la dirección equivocada por mi propio orgullo y pecado. Admito que te necesito para que me salves, y te pido me perdones por el mal que he hecho y muéstrame cómo vivir la clase de vida que tú quieres que yo viva.
Gracias Señor, porque al invocar Tu Nombre, el Milagro de la Salvación se hace presente en su máxima expresión. Nos salvaste y nos diste Vida Eterna, salud, provision, protección. Tu Salvación es completa.
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